Pues yo sí…y es entonces cuando no hay otra que parar, tomarme un día de relax, y volver con las pilas puestas. Y tú me dirás: “¿Cómo lo hago para soltarlo todo? Pues así de fácil. Un sábado, dejo el niño con alguien y me voy a la Emogranja a estar en silencio, en plena naturaleza, comer rico y hacer alguna sesión de relajación. Cuando regreso a casa, a la hora de cenar, estoy con las pilas más que puestas, te lo aseguro.